Historia

Prehistoria

En el sitio donde ahora se encuentra el bello e impresionante Volcán Poás, al igual que en toda Centro América, había hace mucho tiempo un llano, cubierto por mar no muy profundo. Luego, debido a debilidades en las capas de roca de que esta formada la Tierra, comenzó a salir lava y otros productos volcánicos, formando el Volcán Poás y los otros volcanes de la Cordillera Central.

El Poás comenzó a formarse hace varios millones de años. Al principio, la lava salía de un cráter pequeño o de una simple rajadura en la tierra. Con el tiempo, los productos volcánicos se fueron acumulando alrededor de esta boca, formando una montaña pequeña. A veces la actividad del volcán disminuía o terminaba completamente y la lava se endurecía en la chimenea. Cuando el volcán entraba de nuevo en actividad, la lava y otros minerales que lanzaba tenían que buscar otra salida.

De esta manera, el cráter antiguo quedaba apagado, mientras se formaba otro nuevo a poca distancia del primero. Esto sucedió varias veces en el macizo del Poás. Hoy día se conocen por lo menos cuatro cráteres apagados. La laguna Botos es uno de los cráteres apagados, otro es el Von Frantzius y el cráter de Potrero Grande. Desde luego, estos fenómenos geológicos suceden muy lentamente a través de miles o millones de años, pero han dado lugar a un volcán, grande, de forma irregular, que actualmente sigue una lenta actividad o desarrollo.


Época Colonial y Principio de una Nación Ecoturística

Al principio, el Poás se llamaba el Volcán de los Botos. Se llamaba así porque una tribu de indios, los Botos, vivía en las faldas del Volcán, hacia el lado Norte cuando llegaron a la región los primeros colonizadores españoles, ya que las erupciones del Volcán Poás se conocen al menos desde 1,747 cuando el gobernador español Juan Gemir informó sobre su actividades.

Sin embargo, este nombre no se volvió a usar desde mediados del siglo XIX y se le empezó a llamar Volcán Poás.
El nombre “Poás” (o Poas o Púas o Puás) se oyó decir por primera vez en el año de 1,663. Así se les decía a unos potreros que había entre Alajuela y Grecia. También se le llamó Poas al río que todavía lleva ese nombre.

Más tarde, alrededor de 1,782 lo que hoy es la ciudad de Grecia se conocía con el nombre de Pos. Ya por ese entonces algunas personas habían comenzado a nombrar el Volcán de igual manera. El origen de la palabra “Poás” todavía no se conoce muy bien, pero se cree que se debe a lo siguiente:

1- Por referencia a algunas plantas con espinas o púas que dominaban en la zona del potrero antiguamente llamado Poas.
2- Una palabra de origen indígena.

3- El nombre latino (puas) con que se nombraban algunos zacates que se encuentran en esa zona.


La primera persona de quien se tiene conocimiento que subió al cráter del Poás fue Miguel Alfaro, en el año 1,828. Miguel era vecino de Alajuela. Llegó al Volcán cuando exploraba la zona buscando la mejor vía para llegar hasta el río San Juan.

Sin embargo, parece que otras personas también subieron en esa época y también probablemente mucho tiempo antes lo habían hecho. Un botánico danés, Andrés Oersted, visitó el Volcán en 1,847. En una parte de su descripción del viaje dice: “se encuentran pedazos de azufre nativo que parecen haber sido más abundantes antes, ya que el cráter fue explorado frecuentemente por gente en busca de azufre”.

Oersted es el único que habla de la primera erupción conocida del Poás: “en 1,834, hizo una fuerte erupción acompañada por detonaciones subterráneas; y las cenizas tiradas por el volcán fueron lanzadas hasta 30 millas de distancia”.

Los científicos extranjeros tuvieron gran importancia en la exploración del Poás en el siglo XIX. Es muy probable que los costarricenses de ese tiempo conocieran muy bien el volcán, pero fueron los extranjeros los que lo dieron a conocer al mundo. Después del botánico Oersted, vino Alexander von Fratzius, un médico alemán, quien visitó el Poás en 1,860 y luego describió su visita en una revista alemana.

En el período entre 1,888 y 1,890 el francés Henri Pittier, un científico muy distinguido que estuvo en Costa Rica durante varios años, escribió una serie de informes sobre el Volcán Poás. Sus últimos informes los escribió con motivo del gran terremoto que ocasionó mucho daño en 1,888 y que se creyó tuvo origen en el Poás. Ese terremoto causó un gran deslizamiento de tierra que mató a varias personas de una familia, e hizo una presa en la cuenca del río Tambor, formando así la Laguna de San Isidro (Laguna Fraijanes).

Así terminó el siglo XIX en el Poás. Los viajes de los científicos y exploradores eran poco frecuentes. La parte alta del Volcán permanecía sin señas de haber sido visitada por el hombre. Los tríllos increíblemente barrealosos, las cuestas tan empinadas y las lluvias frías y frecuentes, protegían eficazmente el bello cráter y a los bosques que lo rodeaban.


Nacimiento del Mayor Destino Turístico de Costa Rica

A principios del siglo XX, el Volcán comenzó a ser muy visitado, no solo por los vecinos del Valle Central, sino también por turistas extranjeros, quienes venían a Costa Rica en busca de aventuras y a quienes también les importaba poco la incomodidad.

Varios fueron los motivos por los que la gente empezó a visitar el Volcán: Primero, aparecieron facilidades para viajar. Por ejemplo, se podía tomar el tren desde San José hasta Alajuela y de allí alquilar un caballo hasta San Pedro de Poás. En ese pueblo, se podía alquilar otro caballo y conseguir un vaqueano para que los llevara hasta el Volcán.

Segundo, el Volcán estuvo muy activo en la época de 1,904 a 1,920. Sus erupciones de agua y ceniza calientes, de altura y fuerza variables, eran impresionantes y aumentaron grandemente la atracción turística del Volcán. Fue en 1,910 cuando el Volcán hizo la que se considera su erupción más fuerte. Lanzó 640,000 toneladas de material y una nube de vapor que se alzó entre 10 y 12 kilómetros sobre el volcán.

Tercero, el país había progresado económicamente y la gente buscaba la manera de divertirse, sobre todo en los días feriados. Así que, probablemente, fue en esta época cuando nació la costumbre de viajar al Poás el 19 de marzo, o sea el día de San José.

En 1,913 dos muchachos de mucha visión, Magdaleno Ugalde, vecino de San Pedro de Poás y Trino Araya de San José, juntaron su capital y construyeron el “Hotel del Volcán Poás” en el llamado Potrero del Volcán o Potrero Grande. Este hotel, puesto en servicio la Nochebuena de 1,913 e inaugurado el 19 de marzo de 1,914 medía 22 metros de frente por 12 metros de fondo. Contaba con 10 dormitorios de vario tamaños, un salón comedor, una cocina y estaba rodeado de un ancho comedor. Estaba muy bien equipado, con buenas cobijas, camas, comida y licores.

Lo visitaban muchos viajeros, nacionales y extranjeros. Visitantes frecuentes en ese tiempo era, entre otros, don Otilio Ulate (quien años más tarde fue presidente de Costa Rica) Federico y José Joaquín Tinoco (el General Federico Tinoco ocupó también la presidencia de la República). Para el servicio de los extranjeros que no hablaban español, había un intérprete en el hotel, que les ayudaba a pedir, entre otras cosas, su café caliente, tortillas y natilla por la mañana, o bien, un sabroso “gallo pinto” con aguadulce y tamales por la tarde.

El viaje corriente al Poás se hacía en esta forma: el viajero llegaba a San Pedro de Poás en la tarde y hacía los arreglos para el viaje al Volcán, alquilaba un caballo y empleaba un vaqueano. Luego se acostaba, o jugaba naipe hasta las once noche, hora en que emprendía el viaje hacia el volcán.

Pasando por callejones oscuros que se estrechaban al aproximarse al Volcán, el viajero escuchaba los cuentos del vaqueano sobre las maravillas del Poás. Al llegar a la “Cuesta de los Arrepentidos”, siempre se contaba la historia del manco Marcos Ugalde. Marcos Ugalde fue uno de los primeros colonizadores de esa zona. Se cuenta que un tigre estaba matando casi todo el ganado de Marcos. Entonces, el Manco decidió acabar con el tigre. Construyó un encierro y amarró dentro una gallina. Noche tras noche estuvo velando hasta que apareció el tigre en busca de comida y allí no más, él solito logró matarlo.

Muchas historias y anécdotas iban escuchando el viajero de boca del vaqueano. Después de unas 4 o 5 horas de viaje, llegaban a la “Lechería”. La “lechería” era una casita situada en un potrero donde vendían leche (actualmente es la lechería del señor Rodolfo Traube). Luego de otra hora de viaje, alcanzaban hasta el potrero del Volcán y al hotel. Ya amaneciendo, el viajero se apuraba para llegar al cráter, que estaba un kilómetro más arriba.

Eran pocas las personas que no se sintieron impresionadas por la vista de esa olla gigante, que botaba vapores constantemente y que de vez en cuando soltaba grandes chorros de agua que a veces llegaban hasta el borde del cráter.

Después de la visita al cráter, se podía arriesgar el trayecto a la laguna Botos. Esta laguna es un antiguo cráter que se llenó con aguas llovidas que permanecen frías todo el tiempo. La tranquilidad de este bello lugar presenta un gran contraste con la actividad y el ruido del cráter activo. Si el viajero venía muy cansado, pagaba cinco pesos por la dormida y comida en el Hotel y volvía a San Pedro el día siguiente.

El Hotel se deterioró después de 1,918 cuando murió Magdaleno Ugalde, que era el único dueño en ese tiempo, ya que Trino Araya se había retirado del negocio. Pasando por las manos de varios dueños y alquiladores, la calidad del servicio en el hotel bajó mucho. Alrededor del año 1,930 Adán Saborio compró el derecho del Hotel, lo desarmó y lo reconstruyó en el potrero pequeño, un poco al Norte de Potrero Grande. Allí servía como la casa principal de su finca y también seguía acomodando a los viajeros que iban al Volcán.

Pedro Herrera y los hermanos Ugalde, Marcos, José y Calixto, establecieron las primeras fincas en el Volcán al principio del siglo XX. Pero, fueron Adán Saborio, Domingo Chaves y Rodolfo Traube (padre e hijo), quienes efectuaron la mayor parte del desarrollo finquero en la zona que ahora comprende el Parque Nacional. Entre los años 1,920 - 1,940 cortaron parte del bosque para hacer potreros y sembraron el pasto llamado “kikuyo”, una semilla traída de África. Sin embargo, por el clima tan lluvioso y los baños frecuentes de ceniza sobre el pasto, la parte alta del Volcán nunca sirvió muy bien para ganado.

Adán, tratando de utilizar las grandes cantidades de roble que fueron cortadas para hacer los potreros, construyó un aserradero pequeño, por ahí de 1,930 frente al sitio que ahora ocupa la administración del Parque. Sin embargo, por falta de buenos caminos, que dificultó el transporte de la madera, y de combustible para el motor, el aserradero fue desarmado después de unos meses. Este fue el único intento de aprovechar en gran escala las maderas de la zona alta del Volcán.

Por su actividad volcánica, el Poás ha sido constantemente visitado por personas que desean explotar los minerales que ahí se encuentran, principalmente el azufre. Desde Oersted, quien en 1,847 habla de personas sacando azufre del cráter, hasta un señor que propuso, en 1,972 aprovechar el agua sulfurosa de la laguna del cráter para obtener ácido sulfúrico y azufre. El Poás siempre ha sido un lugar de explotación mineral, de varias magnitudes. Entre los usos más interesantes de sus minerales, fue el que tenía el agua del cráter. Tila Ugalde, hermana de Magdaleno, el dueño del Hotel, bajaba al cráter y sacaba hasta ocho botellas de agua ácida. Luego el agua se vendía en las boticas como “botador de dientes”. El líquido se metía en el hueco de un diente podrido, y dentro de poco tiempo se caía.

El mal estado del camino siempre fue un obstáculo para el desarrollo de la zona del Volcán. En 1,914 era difícil llegar hasta el Hotel. Por lo tanto, la Municipalidad de Poás y el Gobierno comenzaron a mandar cuadrillas al Volcán cada verano, para arreglar el camino y poco a poco, se fue mejorando esta situación.

En 1,930 los señores Julio Ugalde y Manuel Murillo, ambos de San Pedro de Poás, decidieron ser los primeros que llevarían un carro hasta el cráter del Volcán Poás. Lo hicieron con un Chevrolet del año 1,929 y con un grupo de peones. Duraron más de 10 días en hacer el viaje de San Pedro hasta el Volcán. Tuvieron que ampliar el camino en muchas partes, hacer varios empalados para pasar los lugares barrealosos y hasta empujar en las cuestas. Pero por fin llegaron a la meta. Seguramente esta hazaña ayudó a motivar la construcción de la “carretera al Volcán” que se comenzó en 1,937. Esta carretera de cemento, empezando en Heredia, se construyó en su mayor parte en el período 1,937 - 1,944 siendo presidente León Cortés y llegó hasta el Puente Grande. Después, poco a poco, fue llegando hasta el Volcán, terminándose la trocha en 1,957 hasta la propia orilla del cráter. En 1,968 la carretera quedó acondicionada para todo vehículo, durante todo el año.

En los años comprendidos entre 1,920 y 1,953 probablemente la actividad del Volcán disminuyó. No obstante este período de calma, en 1,953 el Poás volvió a captar el interés de Costa Rica. Comenzó a hacer erupciones grandes y seguidas, una tras otra, presentando un espectáculo tremendo para el viajero y problemas económicos para los agricultores de Naranjo, Grecia y Sarchí. Estas erupciones continuaron hasta 1,955 disminuyendo poco a poco en intensidad y frecuencia. Como resultado de estas erupciones, se formó un cono de cenizas y piedras en el fondo del cráter, que antes estaba cubierto completamente por una laguna de aguas ácidas y sucias. Este cono cubría sólo una parte del fondo, se formó otra laguna más pequeña y quedó otro sector del fondo como un llano seco.

Hoy el Volcán se presenta casi igual que en 1,955 aunque el cono está gastado y la laguna un poco más pequeña. Las erupciones grandes, hasta 1,972 no han sido muy frecuentes, ocurriendo aproximadamente dos veces por año. Sin embargo, el hermoso cráter sigue siendo uno de los atractivos más grandes de Costa Rica.

A través de los años, han sido muchos los comentarios a favor de la protección de los fenómenos naturales y el desarrollo turístico en el Poás. Aún en 1,888 el Dr. Pittier, el que primero hizo conocer al público de Costa Rica las maravillas del Volcán Poás, decía que: “La ciencia, los intereses económicos del país, claman por la conservación de esta selva. Lástima que el Gobierno, en obsequio de una y otros, no adquiera en propiedad, para hacer allí una almáciga de árboles forestales útiles o siquiera conservarla como reserva, según se hace en los Estados Unidos del Norte y en otras partes”.

En su “Geografía General de Costa Rica”, Miguel Obregón comentó en 1932: “El Volcán Poás será probablemente uno de los lugares del mundo más visitados por los turistas, tan pronto como exista una buena carretera”.

Ahora las palabras de Pittier y Obregón son una realidad. El 30 de enero de 1971, la Asamblea Legislativa decretó la creación del Parque Nacional Volcán Poás. Entre los fines principales de la creación del Parque se menciona la protección de sus recursos naturales y el incremento del turismo. Gracias a esta ley en el Parque Nacional se mantendrá para siempre su valor y belleza naturales.








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